Hace un año decidí darle un cambio a mi vida. Quería inyectarle más dosis de salud y vitalidad a mi día a día. No solo por mi, sino también para transmitirle a mis hijos, a partir del ejemplo, lo importante que es comprometerse a determinadas conductas que te ayudan a cuidar tu cuerpo y mente. Así, comencé a tener un estilo de vida saludable: Comer bien y buscar un espacio regular en mi día para hacer una rutina de ejercicios.

Me impuse entonces la obligación de ir todos los días al gimnasio, llueva o truene. Dicen que una hora de rutina de ejercicios sobra y basta para mantener un buen estado físico y, sobre todo, para oxigenar tu cuerpo. El impacto de ese «mover» el cuerpo en tu salud y ánimo es increíble! No solamente te sientes más sana, ligera y despierta durante el día. Estoy segura que también mejora tu humor!

Pero ojo! Si por cualquier motivo no puedes o simplemente no quieres tener que moverte hasta un gimnasio todos los días, no hay problema ni excusa para no echarte a andar! Basta un par de accesorios en casa para ejercitarte y gozar de sus beneficios. Por ejemplo yo tengo en casa una soga para saltar, una soga elástica, una pelota de pilates para hacer abdominales y un mat para hacer los ejercicios sobre éste. Ya no puedo «refugiarme» en un «hoy no puedo ir al gimnasio» para no cumplir con mi rutina diaria!!

Puedes empezar saltando la soga, al principio será difícil pero poco a poco irás agarrándole el truco 😉 La soga elástica es súper buena, con ella puedes fortalecer brazos y piernas. En internet hay varios ejercicios modelo y puedes encontrar algunas en las indicaciones cuando la compres (yo conseguí todo en polvos rosados).

Otra opción, si te da flojera saltar la soga o hacer abdominales, es salir a correr o caminar a paso ligero. La idea es comenzar a ejercitarse de a pocos y elegir la actividad física que más te guste (Tip #1).

Es importante que comas de todo un poco ya que el cuerpo necesita muchos nutrientes y éstos no se encuentran sólo en un mismo alimento. Es necesario variar colores (en cada color hay una propiedad distinta) y eso lo encontramos en las verduras, que puedes comer crudas y/o cocidas; y mejor aún si es con cáscara (Tip #2).

Algo que me sirvió un montón es reducir las porciones de las comidas. Por ejemplo, consumiendo carbohidratos en cantidades moderadas. Así también estaremos consumiendo menos calorías 😉(Tip #3)

Toma muuucha agua, lo más recomendable es tomar por lo menos 2 litros (Tip #4).

Come despacio; eso te ayudará a sentirte llena por mucho más tiempo y así no «picarás» entre comidas (Tip #5).

No exageres con el uso de la sal. Trata de consumirla moderadamente; eliminarla por completo tampoco es bueno (Tip #6).

Después de un año me veo así 🙂

¡ÁNIMO! La clave está en la constancia 🙂