El año pasado, en una de las calles por donde vivo, vi a unos niños – acompañados con su mamá – vendiendo limonada en la puerta de su casa. Como uno de ellos había sido compañerito de Álvaro en el nido, paré y le compre un vaso a S/.1.00. Le pregunté si había vendido mucho y que era lo que quería comprar con la plata que ganaría por sus ventas. Con el entusiasmo de un próspero empresario me comentó que la venta “estaba baja” pero recién comenzaba y que estaba seguro que, con el producto de sus ventas, compraría un muñeco de los famosos “Avengers”!!!! Hace un par de semanas pasando por ahí, ya no encontré al niño sino a unas vecinitas, también vendiendo limonada. Me imagino que el pionerito empresario habrá tenido éxito y ello había motivado la aparición de competencia. jajaja!!


En fin, esta simpática y tierna anécdota me hizo acordar los veranos de mi niñez J.


Recuerdo que cuando vivía con mi prima en la casa de nuestra abuelita, lo que se vendía y causaba furor en los veranos eran los chups J. Una vez nosotras nos animamos a participar de ese “mercado” y juntamos plata, compramos los insumos y pusimos nuestro colorido letrero anunciando “SE VENDEN CHUPS A S/. 0.50”. Ya nos estábamos frotando las manos pensando en todo lo que compraríamos… pero grande fue nuestro desconcierto cuando llegaron nuestros papás y sacaron nuestro letrero L Mi mamá consideraba que no era “propio de niñas” estar trabajando (¿?). Sin entender muy bien esa posición anti-empresarial, mi prima y yo no tuvimos más opción que comernos todos los chups (no sin antes encajarle varios a mis papás a título de indemnización) jajaja.… Ahora que soy madre, me opongo a la reacción de mis padres (y se los he dicho cuando recordamos la anécdota). Obviamente, no apoyo el trabajo infantil y creo que hay que combatirlo porque muchas veces implica abusos. Pero debemos distinguir ello de la conducta de colaboración y emprendimientos inocentes (que en realidad, son más bien pasatiempos a cambio de propinas), pues pienso que, de una manera lúdica y sin arrebatarles la inocencia, van sembrando una pequeña semilla de responsabilidad y de esfuerzo en nuestros pequeñines. Así que no veo nada de malo – todo lo contrario – en premiar a los niños si ayudan a cortar el césped, lavar el carro o si quieren hacer un “pequeño negocio” como el que les comento. Al final, es una forma entretenida y útil de pasar el tiempo, sobre todo ahora que están de vacaciones.

Por otro lado, ya se acercan los carnavales!!! En mi época salíamos con los chicos del parque a mojarnos… me acuerdo que mi prima y yo teníamos TERROR de asomar a la calle por miedo a que nos cayera un globazo! A veces venían tan de cerca que hasta dolían HORRIBLE! Me acuerdo que los fines de semana, toda la familia participaba del carnaval y terminábamos mojados TODOS!! jaja mi mamá mojaba a mi tío o mi tío mojaba a mi mamá con baldes de agua!! Tal cual estas figuras que acompaño y bajé de internet jajaja. Ahora a mis hijos les encanta llenar sus globitos con agua y reventarlos en el jardín o tirárselos entre ellos. Eso sí, desde ahora les inculco que uno solamente juega con quienes quieren participar del juego y siempre sin desperdiciar mucha agua que los tiempos ya no están para despilfarros de algo tan importante!!



Otro clásico de la infancia era salir a montar bici por las tardes J o reunirnos con todo el grupo del barrio en el parque, a una hora determinada y jugar los mil y un juegos habidos y por haber, como por ejemplo: “San Miguel”, “7pecados”, “Policias y ladrones”, “Las escondidas”, “Las chapadas”, “Liga”, “yaxes”, “Soga” o el famoso “Mata gente” jajaja y si nos cansábamos, a tomar agua de la manguera se ha dicho jaja nunca nos salió ni un gusano ni nada jajaja . Estábamos en la calle hasta que alguna mamá llamaba o gritaba por la ventana que ya entremos y nos “aguaba” la diversión (ahora que estoy al otro lado te entiendo mamá!)

Fotógrafo Miguel Rubio

A mis hijos les encanta jugar a las escondidas, me encanta cuando cuentan y cuando van a salir a buscar dicen “Listos o no, allá voy” jajaja y en el nido juegan al “mata gente” J. Los fines de semana que vamos a visitar a mi abuelita, van a montar su scooter en el mismo parque donde yo montaba bici y donde jugaba con mis amigos… nostalgia 😉 tratamos en lo que podemos tener una vida familiar, de tradiciones y bien de barrio (en el buen sentido de la palabra).


Días de piscina, me acuerdo que podíamos pasar horas de horas en al agua jugando, lo malo venia cuando nuestros papas nos decían que teníamos que salir de la piscina para almorzar y teníamos que esperar por lo menos 2 horas para volvernos a meter porque si no nos podían dar calambres.

Tener un pollito!! Cuántas nos hemos ganado o nos han regalado un pollito!! Quién no ha tenido uno? Hasta mis hijitos han tenido uno jajaja mejor dicho han tenido 3!! Que es anti higiénico! Que los llenara de bacterias! Que les traerá enfermedades! Etc… Quizá! Pero nunca se enfermaron. Es más no le tienen miedo a las aves. Al contrario, me acuerdo cuando perseguían a los pobres pollos jajaja se corrían de ellos… ya después – apenas crecían un poco más – los regalaba. Pero ellos eran felices!! Sino, míren la cara a Álvaro!

Y tú? Qué jugabas en tu infancia?

Mónica