A poco de casarme, llegó a nuestra vida un hermoso shar-pei que se convirtió, por derecho propio, en nuestro primer engreído, ganándose rápidamente un lugar no sólo en nuestros corazones, sino también en nuestro cuarto. Por ello, cuando salí embarazada de mi primer hijo – y pasada la algarabía inicial – me comencé a preocupar cuando algunas amigas me decían que no podía llevar mi panza con Clark (así se llama mi perro lindo!) siguiéndome a todos lados, que ello podría afectar el embarazo.
Felizmente, mi ginecólogo rápidamente me aclaró el panorama: Adoptando algunas precauciones básicas, los perros no son un problema ni durante ni después del embarazo (de esto último hablaré en otro post). Así por ejemplo: Después de jugar o acariciar a nuestras mascotas u otros animales tenemos que lavarnos las manos, o utilizar alcohol en gel. Por más chochera que le tengamos, no podemos dejar a nuestro perrito saltar hacia la pancita y debemos tenerlo siempre con sus vacunas al día.
Por lo demás, podemos seguir disfrutando de su cariño y compañía sin temor. Es más, ¿Sabías que también nos pueden ayudar a mantener el buen estado físico durante el embarazo? Si nos imponemos como “rutina” sacar a nuestros perros a pasear diariamente, a paso ligero y por un periodo de 30 minutos aproximadamente, tanto tú como tu perro obtendrán beneficios! J. Mientras tu mascota se mantiene activa y se entretiene, tú podrás prevenir la subida de peso en esta linda etapa de tu vida.
Así que mamis embarazadas a conseguirse una mascota para estar en forma.

¿Quién podría resistirse a esta belleza?!!!
Moni