sin gluten

La Granja Villa es un lindo lugar para llevar a los chicos a jugar y pasar un «lindo día» en familia, PERO debo decir que, en mi opinión, tienen unas «políticas» un poco absurdas. Me refiero específicamente al «procedimiento» de revisión de los maletines o mochilas de los visitantes en la entrada, con el propósito de «detectar» si alguien pretende introducir algún alimento o bebida y ordenar su inmediata eliminación. Aunque no lo dicen, parece que lo que no se quiere es que se consuma ningún alimento o bebida distintos de los que ellos mismos venden. Y aunque es una decisión de negocios válida, lo que sí es inaceptable es que pretenda implementarse sin criterio y, lo que es peor, de manera abusiva con los clientes, sin tener en cuenta consideraciones especiales para CASOS EXCEPCIONALES…

En efecto, ya hace algún tiempo, cuando mis hijos eran aún muy pequeños, no me dejaron ingresar un envase con agua hervida que yo siempre cargaba para prepararle el biberón a Alejandro (entonces de año y medio). Más allá de lo desatinado de pretender revisar las cosas personales de sus visitantes (como si se tratara de una requisa), lo que lindaba con la necedad era que se negaran a permitir el ingreso de agua caliente para la mamadera de un bebé de menos de dos años, sobre todo si no iban a facilitar tampoco agua hervida.

Lo cierto es que cuando yo casi había olvidado este mal rato, me entero por las redes sociales de una mami que, también en La Granja Villa, ha sufrido un incidente mil veces peor y que francamente revela cómo poner un negocio -que se supone familiar- en manos de personas insensibles y carentes del más elemental criterio, puede terminar no solamente en un caso de manifiesto maltrato a un cliente (hasta donde entiendo el principio y fin de todos estos negocios), sino en un inaceptable abuso contra un menor de edad y su madre, por el «crimen» de querer ella salvaguardar la integridad y salud de su engreído.

Pueden ver con detalle el relato que la misma Ursula Rivas narró en su página de facebook; https://www.facebook.com/lagranjavilla/posts/747171995305215 en todo caso, el resumen es que ella es madre de un niño celíaco de tres años y que, precisamente por tal condición, le debe dar alimentos certificados como «libres de gluten» o preparados en casa con la certeza de que ni en el proceso ni en sus ingredientes se ha «colado» ningún derivado de dicha sustancia. Pues bien, Ursula pasó un pésimo rato en la Granja Villa porque, en ejecución de la política mencionada, tuvo que pasar las de Caín para que le permitiesen ingresar una pequeña lonchera para su hijo, obligándole por lo demás a desprenderse de una porción de queque y el jugo casero preparado porque «ahí los vendían»….

Lo pero no fue lo relatado, sino el horror de respuesta que publicó la citada empresa frente a la comprensible y justificada queja expresada por Ursula en las redes sociales.

Y si bien frente a una «aclarada» de Ursula, la empresa terminó ensayando una disculpa, https://www.facebook.com/lagranjavilla/posts/747171995305215 lo cierto es que como la propia involucrada les indicó, a estas alturas del escándalo y cuando muchas personas han manifestado también haber sido víctimas de la manera desproporcionada e irracional con la que se aplica esta «política», lo mínimo que puede esperarse es un compromiso serio y directo de la empresa de tomar medidas concretas y públicas para que estos incidentes no vuelvan a ocurrir.

Y es que es inaceptable que la empresa, en su respuesta original, haya pretendido defender su obtusa «política» insinuando que una madre puede traer alimentos descompuestos para sus hijos y que por eso, ellos nos hacen el «favor» de librar al bebe de ese «riesgo», ofreciéndoles sus «sanos» y «nutritivos» productos como «galletas libres de gluten».

Por favor, alguna entidad que vela por los intereses de los consumidores o por la salubridad en general, puede decirle a estos señores que si -como parece de la propia respuesta del representante de la empresa- no pueden garantizar seriamente el expendio de comida públicamente certificada como «libre de gluten» (más allá de un paquete de galletas que solo en la cabeza de quien no ha ejercido nunca la paternidad o maternidad pueden pensar constituye un «almuerzo» completo para in infante), TIENEN LA OBLIGACIÓN DE PERMITIR A LA MADRE DE UN NIÑO CON DICHO CUADRO EL INGRESO DE LOS ALIMENTOS DESTINADOS A PROTEGER A ESA CRIATURA. Y si es verdad que, como dicen, «temen» por el estado de esa comida casera (quisiera saber que pensaría la mamá o la abuela de la persona que escribió la respuesta de la empresa al leer lo que ésta piensa de la comida preparada en casa), pues basta que le hagan firmar a la madre una declaración asumiendo toda la responsabilidad por las «consecuencias» de darle esa comida a su hijo y, aún más, el compromiso de que solo y únicamente se lo dará a éste. Un poco de criterio y, sobre todo, UN POCO DE RESPETO HACIA UNA MADRE POR FAVOR!!

Disculpen que me indigne, pero como madre me solidarizo al 100% con Ursula y creo firmemente que una falta de respeto así no puede pasar desapercibido.